domingo, 4 de enero de 2009

MIS REFUGIOS EN LA GRAN MANZANA

"Año nuevo vida nueva" dice el refran y GEORGE por su parte ha decidido que la vida no debe cambiar. Muy al contrario, la vida que GEORGE os propone es la mejor de todas las vidas: la del placer, el lujo, el hedonismo, la distincion y la clase bien entendida. Las otras, no son vidas.


El año pasado nos quedamos en "la gran manzana". New York es la ciudad de los prodigios de la nueva era. Nadie que quiera ser algo o alguien en el nuevo siglo XXI puede prescindir de la ciudad de los rascacielos porque es el refugio del arte, del dinero, de los negocios y los sueños.

¿Donde dormir en New York? En los inicios del blog GEORGE os dijo -y es verdad- que uno de sus refugios favoritos era el Hotel JUMEIRAH ESSEX HOUSE, frente al Central Park. A veces este alojamiento se encuentra lleno y es por eso que GEORGE os propone otros "refugios" de paz en el torbellino incesante de la gran ciudad.




THE PLAZA HOTEL

Inaugurado en 1907 y recientemente -el pasado año que acaba de terminar- nuevamente inaugurado tras una profundísima reforma que los agoreros anunciaron como el fin del establecimiento. Finalmente no fue así y THE PLAZA ha resurgido como el ave Fénix para deleite de los viajeros entendidos.




Con su estética rococó -muy cercano a los castillos franceses tanto exterior como interiormente- el hotel que ha alojado reyes y personajes famosos de todo el mundo se ha adaptado a las exigencias de hoy en día. Para colmo se encuentra en el puro centro de la ciudad, a un paso de TODO lo que un viajero sensible puede necesitar. ¿Alguien puede pedir más?



ALGONQUIN

Inaugurado en 1902 y puesto al día en los últimos años del pasado siglo. Su ubicación en la calle 44 lo convierten en un lugar a merced de todos los caprichos del viajero. En la década de los 20 se reunía en su bar la famosa "Round Table", compuesta por Harpo Marx, Dorothy Parker y George S. Kaufman.


Su estilo antiguo, con tonos ocres y muebles caoba le dan un estilo muy personal. Sus confortables habitaciones son un refugio de paz después de una agotadora jornada.


THE PIERRE


El favorito de las "escapadas" privadas de su Majestad el rey Juan Carlos I. Vecino al THE PLAZA, su situación frente al Central Park y a escasos metros de la zona de compras de Fifth Avenue le dan un valor añadido. Sus pocas habitaciones lo convierten en un selectísimo refugio de ricos y famosos.



Inaugurado en 1939 sus frescos y mármoles italianos lo convierten en algo más cercano a un palacio que a un hotel. Sus almohadas y edredones de plumas son míticos, así como las suaves batas de felpa del baño. Su bar privado en la última planta con vistas al Upper East Side lo convierten en el lugar privilegiado para saborear un Dry Martini helado.


FOUR SEASONS



No solo es el hotel más alto de la ciudad. Con sus 52 plantas y sus 55 metros cuadrados de media por habitación lo convierten en uno de los más suntuosos del mundo. El techo de ónice y alabastro del "lobby" con sus 10 metros de altura es todo un prodigio de belleza. Su estética entre moderna y minimalista creada por Miuccia Prada lo convierten en lugar de peregrinación de los "fashion victims" de todo el planeta.


Su fachada en piedra caliza -extraída de la misma cantera que la utilizada para la construcción del Louvre- le da un tono caramelo muy característico que destaca muy especialmente al atardecer, que se refleja de forma imponente en sus suelos de mármol de Carrara.


Todo en él es excesivo. Una base de datos guarda el perfil de todos los huéspedes; así, cada mañana, el personal revisa el historial por lo que saben si ese cliente hace tres años tuvo un antojo en especial o le gustaba llamar al servicio de habitaciones a horas intempestivas. Para ellos esas horas no existen porque siempre estan al servicio del cliente que -eso sí- pagará cuentas astronómicas por el simple hecho de alojarse en las mayores habitaciones de la ciudad, rodeado de cortinas color albaricoque y tener frente a sus pies las vistas más fascinantes del mundo. Sentirse como un emperador -en la cima del universo- tiene su precio.

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