Dentro del mundo gastronómico GEORGE adora las grandes instituciones alimentarias del mundo. Si cuando hablábamos de Londres debíamos hacer mención obligada a FORTNUM & MASON, cuando hablamos de París es obligatorio citar a la más grande entre las grandes: FAUCHON.
FAUCHON es posiblemente no solo el establecimiento de delicatessen más importante de la ciudad, sino del mundo entero. Situado en la plaza de la Madeleine, -a la sombra del bello templo católico- cuenta con dos instalaciones.
En el lateral de la iglesia se encuentra el establecimiento conocido como la "boulangerie" en el encontraremos platos preparados para comer allí mismo o bien para llevar. Platos tanto fríos como calientes. El local se complementa con una pastelería, sin duda una de las mejores del mundo entero. Imprescindible para todo buen goloso probar la especialidad de la casa: un brioche elaborado con mantequilla en forma de rueda y relleno de crema pastelera y praliné de avellanas, un viaje sensorial del paladar al placer por el placer.
En la parte trasera de la iglesia se encuentra la clásica tienda de toda la vida, que en diciembre cumplirá un año de su espectacular renovación y puesta al día en cuanto a decoración. ¿Que podemos encontrar en ella? ABSOLUTAMENTE TODO LO QUE NUESTRO PALADAR DESEE.
Vinatería, embutidos, caviar, mermeladas, tés, infusiones, cafés, licores, condimentos, especias, champagnes, foie gras... ¡todo un espectáculo para nuestras papilas gustativas!
Fundada en 1886 por Auguste Fauchon, hoy el nombre se ha extendido por todo el planeta, con sucursales en muchas ciudades de Europa, Asia y América. Naturalmente todas las grandes ciudades francesas tienen un establecimiento en sus principales avenidas, pero sin duda el local pionero en la place de la Madeleine en la 8e arrondissement de París seguirá siendo la referencia por siempre.
Incluso Thomas Harris, el escritor que creó el personaje siniestro de Hannibal Lecter tan conocido por su traslación a la pantalla grande en la película "El silencio de los corderos" hacía un pequeño homenaje a su tienda favorita en su novela "Hannibal", cuando, en un vuelo transoceánico entre Europa y América el personaje degustaba cuando todo el pasaje estaba dormido, una bandeja de FAUCHON con trufas, foie gras de Anatolia, sesos -que da a probar a un niño que le mira sorprendido y le indica su buen paladar- e higos del Mediterráneo. Todo regado con un Sant Estephe degustado a pequeños sorbos en una copa de cristal.
GEORGE siempre que viaja a París hace una visita al local y compra un foie, unas botellas de Sauternes y unos bombones, delicadamente envueltos por los amabilísimos empleados de la centenaria institución gastronómica.
De esta forma se aprende amar un poco más si cabe todavía a la eterna ciudad luz.
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