Los hombres verdaderamente perfeccionistas prefieren el ritual clásico de la brocha y el jabón por encima de las espumas y geles de afeitar. (Sí, es cierto que se tarda mucho más, pero el resultado y el placer es tan grande que, una vez se ha probado, es imposible desistir de ello y se repetirá una y otra vez en el ritual complejo, como si de una droga se tratara.)
Esa brocha de pelo de tejón y ese jabón que tanto aparecía en las películas en blanco y negro de los años 40 y 50, en la que los grandes actores del cine de la época -Gable, Wayne, Peck, Cooper, Grant- se rendían al placer del afeitado (incluso en los hoy casi desaparecidos salones de barbería que poblaban las ciudades de todo el mundo y que hoy han sido sustituidos -salvo honrosas excepciones- por impersonales salones de peluquería unisex en los que ha desaparecido por completo el viril espectáculo del hombre protegido por una blanca toalla y enjabonado ceremoniosamente por otro hombre tras una previa apertura de poros conun paño caliente.) Un día hablaremos extensamente de ello.
Hoy GEORGE os quiere presentar la COLLEZIONE BARBIERE de Acqua di Parma. La casa italiana recupera el clásico ritual del afeitado con una colección de lujo y de una calidad del todo indiscutible:
Una crema densa jabonosa para cuchilla y brocha.
Un gel de afeitado -para esos días en los que no puedes perder tiempo-.
Un bálsamo fresco hidratante sin alcohol para calmar la piel.
Una loción tónica regenerante con una mínima proporción de alcohol, pensada para pieles más grasas o con impurezas.
Una lujosa brocha con pelo de tejón con soporte, para disfrutar del placer del enjabonado.
Una maquinilla con mango ergonómico en acero y madera de wengé.
Todo el estilo y el "savoir vivre" de Italia reunida en tu cuarto de baño y que GEORGE te recomienda encarecidamente si es que todavía no lo conoces. El ritual diario (porque todo hombre verdaderamente elegante se afeitará todos los días excepto uno, -para dejar que su epidermis se regenere-) se convertirá así es un verdadero espectáculo y en un placer muy difícil de superar, al menos que no sea un verdadero profesional -uno de esos, tan escasos hoy- el que realice sobre tu rostro el ritual y que tú, pobre mortal acosado por la prisa diaria puedas permitirte el lujo de perder 45 minutos en el salón de barbería.
Palabra de GEORGE.
Para más información:
