viernes, 12 de septiembre de 2008

BAR HEMINGWAY, UNA LEYENDA VIGENTE.

Hay algunas cosas que nunca pasarán de moda. GEORGE en todas sus visitas a la maravillosa capital francesa tien un lugar de peregrinación ineludible que cumple obligatoriamente como si de un rito sagrado se tratara. Acudir a la place Vendôme. De ella hablaremos los próximos días y de sus hoteles, tiendas y lugares de ensueño. Una cita inexcusable en la place es acudir a su cita con el BAR HEMINGWAY del HOTEL RITZ.

Paredes recubiertas con lujosos plafones de madera de cerezo, delicados artesonados, cómodos sillones de cuero antiguo y sobretodo una atmósfera clásica que lo invade todo con un color, un calor y un aroma característicos: es el perfume a viejos tiempos, a épocas preteritas llenas de buenas vibraciones. Estamos -de eso no hay ninguna duda- ante uno de los mejores bares del mundo.

La cuidadosa restauración reciente le ha devuelto la prestancia de los viejos tiempos en que el gran Ernst Hemingway frecuentaba el lugar y cumplía su ritual bebedor.

Los mejores whiskys de malta del mundo en una lista inabarcable para la memoria humana. Los mejores cócteles de la mano de Colin P. Field son una obligación. El Kashenka -mezcla de vodka polaco y fresas- el Benderitter -champgne y extracto de jenjibre-... todo un mundo de sensaciones a un precio elevado, eso sí; pero GEORGE te asegura que vale la pena.

Un rincón acogedor e intimo que todo bebedor con clase desearía encontrar en todo lugar del mundo pero que ¡ay! no es fácil. Un lugar exclusivo pero no amenazador en que dejarse llevar por el tiempo mientras se saborea un cóctel, se contemplan las viejas fotos del escritor y los oídos se dejan emblesar por la delicada música de piano y las ricas voces de las conversaciones de sus moradores. Sin duda, un verdadero placer.
Para más información: http://www.ritz-paris.com/

jueves, 11 de septiembre de 2008

UN REFUGIO DE ENSUEÑO EN LA CIUDAD LUZ

Estamos en París, llega la noche. Una noche fría y la posibilidad de lluvia está a la vuelta de la esquina...¿Adonde dormir?... GEORGE tiene desde siempre predilección por un céntrico hotel cercano a la avenida des Champs Elysees y que se llama como él. El viejo hotel GEORGE V es hoy, totalmente restaurado y puesto al día el fantástico y deslumbrante HOTEL FOUR SEASONS GEORGE V.






Inaugurado en el año 1928 el GEORGE V es un histórico edificio en estilo Haussmann de ocho plantas de altura. Sus 245 habitaciones encierran todo el lujo, toda la elegancia que el ser humano es capaz de soñar. Colores neutros y mobiliario auténtico de época. Una colección de muebles de estilo Luis XV de la mejor calidad y las paredes con los mejores grabados que una institución no gubernamental pueda poseer en la ciudad luz.




Un spa de verdadero lujo -posiblemente el mejor de Europa- con un amplio menú para todos los cuerpos y todas las pieles. En un ambiente realmente maravilloso: rodeado de saunas, jacuzzis, piscinas con trampantojos que crean efectos ópticos increíbles. Salas de tratamiento privadas y una sala VIP para clientes "especiales" con dos camas de masaje y un salón privado de verdadero ensueño.




Sus baños de mármol de carrara con bañeras romanas empotradas en el suelo son parte del lujo tradicional de este bellísimo hotel con detalles arquitectónicos totalmente únicos y con unas terrazas privadas con las mejores vistas de la ciudad más romántica del mundo -con permiso de los habitantes de Seattle-.

Un restaurante con dos estrellas Michelin donde degustar lo mejor de la cocina francesa, ya sea en el comedor principal o bien en el restaurante abierto solo para las cenas y desde el que divisaremos las vistas más maravillosas de la ciudad.

GEORGE te recomienda que en tu próxima estancia en la ciudad del Sena te decantes por este entrañable hogar. Sí, es verdad que su precio quizá es un poco elevado pero, francamente queridos, vale la pena.

Para más información y fotos extraídas:

http://www.fourseasons.com/

lunes, 8 de septiembre de 2008

LE TRAIN BLEU, LA NOSTALGIA DE LA "BELLE EPOQUE"

Situado en el corazón del interior de la elegante estación de Lyon -en el primer piso- LE TRAIN BLEU continua siendo, a pesar de sus 107 años de historia, un lugar de referencia dentro de la gastronomía parisina.

Construída la estación en el lugar de la anterior, destruída por un incendio, en ocasión de la Exposición Universal de 1900 por la Compagnie París-Lyon-Méditerranée (PLM), el restaurante se convirtió desde el primer momento en foco de atención de todo gastrónomo de pro.


GEORGE, como anteriormente Coco Chanel, Salvador Dalí, Brigitte Bardot, Jean Cocteau, Jean Gabin, Alain Delon, Jean Vilar, Gerarde Philippe y otros, adora sentarse en una de sus mesas y saborear su magnífica cocina elaborada por André Signoret (anterior chef del Hotel du Crillon) mientras su vista se extasía hasta el paroxismo ante la increíble decoración "segundo imperio" perfectamente conservada y que André Malraux, durante su etapa como ministro de Cultura francés en 1972, decidió convertir en monumento nacional para disfrute de generaciones venideras. Dos salones recubiertos de dorados plafones, molduras, cornucopias, techos altos, grandes ventanales y 41 pinturas al fresco. Los ojos no dan crédito a tanta belleza.


Su alta cocina, elaborada con productos de primer orden da prioridad a la calidad y la elaboración, dejando un poco de lado las nuevas tendencias tan cacareadas por la nouvelle cuisine promulgada en su momento por Paul Bocusse. Platos estrellas son las quenelles de brochet aux écrevisses avec sauce Nantua. Las cotelettes d'agneau rôti en foyot, el increíble steak tartare picado a cuchillo ante los ojos del comensal, el magnífico foie gras, el salmón salvaje ahumado, los escargots a la bourginone y en cuanto a los postres existen golosos del mundo entero que peregrinan para degustar su baba au rhum "Saint James" (el ron de Martinica, el preferido de GEORGE) y también su tarte vacherin au meringue.


Su bar anexo, en madera de cedro y tapicerías burdeos es un lugar muy confortable gracias a sus butacas club y un servicio absolutamente impecable. Los cinéfilos recordarán el lugar pues se utilizó en el rodaje de la película "Nikita" de Jean Luc Besson.


Tanto si esperas para partir de la nostálgica estación como si eres un ciudadano del mundo de paso por la ciudad luz, vale la pena disfrutar de una comida o una cena en LE TRAIN BLEU. ¿Su precio? Más de lo conveniente y menos de lo que esperabas en una de las ciudades más caras del mundo. Vale la pena.

Fotos extraídas y para más información: