lunes, 14 de septiembre de 2009

DIETA MEDITERRANEA, EL PLACER ES SALUD

Ahora que termina el verano, es tiempo de comprobar que los excesos del estío han causado estragos en nuestros cuerpos dolientes y extenuados por los rigores de la vida al aire libre.


Es tiempo de meditación y de vuelta los buenos hábitos alimenticios. Es momento de recuperarse de todos esos excesos y abrazar -como se abraza a un amigo- a la DIETA MEDITERRANEA.

GEORGE es un gran conocedor de lo que significan los excesos y de las dificultades que conlleva la vuelta al peso ideal es un gran consumidor del mejor de los inventos de la madre naturaleza: la DIETA MEDITERRANEA.


Aceite de oliva de primera calidad, frutas y verduras seleccionadas, el mejor pescado fresco -blanco o azul- limitación de carnes, reposteria y embutidos y la limitación en las bebidas alcohólicas de alta graduación y la moderación en los deliciosos vinos de mesa es la mejor receta para volver poco a poco a la normalidad.

GEORGE es el primer consumidor de bebidas alcohólicas pero nunca está de más hacer un alto en el camino durante una temporada -tampoco es necesaria una parada larga- y hacer una limpieza depurativa de estos destilados durante un mes, para luego retomarla con moderación. Lo mismo ocurre con los excesos alimentarios. Siempre es bueno hacer una parada y fonda para después volver a los viejos -y malos- hábitos que nos hacen la vida más placentera.


¿Y que mejor lugar para adquirir estos alimentos sanos que en nuestros mercados? Verdaderos templos de belleza que al mismo tiempo nos acercan al pueblo y nos invitan a descubrir lo mejor de nuestros alimentos cultivados en huertas o pescado en nuestros mares. Los mercados son verdaderas ágoras de vida y auténticos libros vivos de vida e historia de nuestras ciudades.


Mercados como La Boqueria, El Ninot, La Concepció, Santa Caterina o El Clot en la ciudad condal son verdaderos monumentos nacionales a lo mejor de nuestra gastronomía. Edificos monumentales restaurados con eficiencia que ofrecen a propios y turistas -extasiados ante tanta oferta y colorido- lo mejor de nuestro país: su gastronomía.


Nada mejor que el Mercat Central de Tarragona, edificio modernista de Josep Maria Pujol inaugurado en 1915 -hoy en una instalación provisional, pronto renovada y totalmente restaurado para goce de sus clientes- para conocer lo mejor del mar Mediterráneo: lubinas, doradas, rodaballos, corvinas, lenguados, meros y ¡como no! el mejor pescado azul de España con su buque insignia en cabeza: la sardina de Tarragona, con denominación de orígen, haciendo pareja con otro producto con la misma titulación como es la gamba de Tarragona, tan o más apreciada que la archiconocida de Palamós o de Huelva y Dènia.

Especias, frutas, verduras... todo y más podremos encontrar en esa auténtica catedral que es el Mercat Central de Valencia, bellísima construcción modernista de Francesc Guàrdia restaurado en el 2004 y que hoy vuelve a lucir con todo su esplendor. Metal, cúpulas, vidrio, columnas de forja conviven armoniosamente con la vecina Lonja de mercaderes del siglo XIV y la hermosa Iglesia de los Santos Juanes.

También ha renacido en todo su esplendor -pero con unos resultados todavía inciertos y más en estos tiempos aciagos- el bellísimo mercado madrileño de San Miguel. Construído entre 1913 y 1916 por Alfonso Dubé, ha vuelto a abrir sus puertas tras una deliciosa restauración convertido en una verdadera embajada de la mejor cocina española y madrileña: el "Gastródomo de San Miguel".


Olvidémonos por un momento de supermercados y grandes superficies. Volvamos un poco a los buenos tiempos cuando el placer de la compra era un acto sublime de amor.

Volvamos a nuestros mercados y descubriremos uno de los placeres de la vida como es lo mejor de nuestra alimentación, combinada al unísono con la maravilla de relacionarnos con nuestros congéneres y descubrir que en las pequeñas cosas de nuestra existencia se encuentra el verdadero sentido de la vida.



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1 comentario:

Anónimo dijo...

ESTE BLOG ES MUY RARO